Suspiros...(sueños de una escritora)

Un instante

Ese martes 18 de febrero fue circunstancial en mi vida. Ella, la maestra del encanto y la creatividad, el poderoso néctar que constituye parte fundamental de la colmena de intelectuales miraba el computador con infinita paciencia. Rodeada por un aura que el mismo dios de los mortales envidiaría, escribía las escasas palabras de un crónica.

Yo, perturbada entre los nubarrones de mi pensamiento, la observaba fijamente. Con ingenuidad volteó y sus ojos, precisos y silenciosos, proclamaban una dulzura exquisita que me fue difícil resistir.

Uní fuerzas en mi corazón para exclamar unos cuantos vocablos. Balbuceé cual si fuera un infante que apenas diera sus primeras palabras. Ella río con notoria ingenuidad, sus ojos, aún pendientes en su texto, voltearon a terminar su faena y concebir, una vez más, un escrito que resaltaría su habilidad para la escritura.

Sonreí. Ella podía lograr en tan sólo un instante que los cientos de emociones en mi alma se convirtieran en felicidad.

FIN

Dedicado con todo mi corazón a Ana Karen Alvarado Tovar, «Klaren, mi amor»

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